Escorpio

La Cierva de Cerinia

Mercurio en Escorpio - (Domicilio)

Estaba consagrada a Ártemis (Pavo), que de niña había visto cinco ciervas, más grandes que toros, paciendo en las orillas de guijarros negros del río tesalio Anauro, al pie de los Montes Parrasios, mientras el sol centelleaba en sus cuernos.

Venus en Escorpio - (Exilio)

Corrió en su persecución y atrapó a cuatro de ellas, una tras otra, con sus propias manos, y las unció a su carro; la quinta huyó a través del río Celadón a la Colina Cerinia, tal como había previsto Hera, quien ya pensaba en los trabajos de Heracles.

Marte en Escorpio - (Exaltación)

Poco dispuesto a matar o herir a la cierva, Heracles realizó este trabajo sin ejercer la menor fuerza. La persiguió incansablemente durante todo un año, en una cacería que lo llevó hasta Istria y el País de los Hiperbóreos.

Cuando, agotada por fin, la cierva se refugió en el monte Artemisia, y desde allí descendió al río Ladón, Heracles disparó una flecha con la que le sujetó las patas delanteras haciéndola pasar entre el hueso y el tendón sin derramar sangre.

Júpiter en Escorpio - (Caída)

Luego la recogió, se la echó sobre los hombros y se apresuró a volver por Arcadia a Micenas.

Sin embargo , algunos dicen que empleó redes.

Saturno en Escorpio - (Caída)

Ártemis salió al encuentro de Heracles y le reprendió por haber maltratado a su animal sagrado, pero él alegó que lo había hecho por pura necesidad, e hizo recaer toda la culpa sobre Euristeo. Así aplacó la ira de la diosa, quien le dejó que llevara la cierva viva a Micenas.

Sol en Escorpio - (Domicilio)

Otra versión de este trabajo es que esta cierva era la que la pléyade Táigete, hermana de Alcíone, había dedicado a Artemis en agradecimiento por haberla transformado temporalmente en cierva y haber podido eludir así los abrazos de Zeus.

Luna en Escorpio - (Exilio)

Sin embargo, no era fácil engañar a Zeus por mucho tiempo, y finalmente engendró de él a Lacedemón; inmediatamente después del parto ella se ahorcó en la cumbre del monte Amicleo, que en adelante se llamó monte Taigeto.

[Robert Graves. Los mitos griegos. Tomo 2 - Mito 125]